Angélica María, conocida como la “novia de México”, ha compartido recientemente aspectos desconocidos de su vida en una conmovedora entrevista con Jordi Rosado. A lo largo de más de cinco décadas de carrera artística, la icónica figura del cine, la televisión y la música ha enfrentado innumerables desafíos y luchas personales que han permanecido ocultos tras el brillo de su éxito.
La artista reveló haber lidiado con dos diagnósticos de cáncer y el síndrome de Cushing, una enfermedad que la afectó durante dos décadas y que, según ella, pudo haber tenido un origen sobrenatural relacionado con la brujería. Angélica María enfatizó la importancia de mantener una actitud positiva frente a las adversidades, un enfoque que considera fundamental para su bienestar físico y emocional. Durante la entrevista, compartió que en el pasado experimentó sentimientos negativos, como el rencor, que pudo haber contribuido a su enfermedad.
La cantante también relató cómo el síndrome de Cushing, que provoca un exceso de cortisol en el organismo, alteró drásticamente su apariencia física y su salud. A pesar de los momentos difíciles, Angélica María mostró una notable resiliencia, superando las complicaciones de salud sin buscar atención mediática. Su filosofía de vida, que incluye el perdón y la compasión, se ha convertido en un pilar fundamental en su proceso de sanación.
Lo que hace fascinante su historia es la mezcla de elementos místicos y personales, donde Angélica sugiere que sus problemas de salud podrían haber sido causados por energías negativas dirigidas hacia ella. Este componente espiritual se entrelaza con su experiencia médica, creando una narrativa que resuena con muchas personas que ven la salud como un fenómeno que abarca tanto lo físico como lo espiritual.
Angélica María no solo comparte sus luchas, sino que también ofrece valiosas lecciones sobre la importancia de la actitud positiva, el perdón y la espiritualidad en el proceso de recuperación. Su historia es un testimonio de la capacidad humana para enfrentar adversidades extremas, recordándonos que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay espacio para la esperanza y el crecimiento personal.