A veces la justicia tarda, pero llega en forma de homenaje.
Esta semana, una noticia ha conmovido profundamente a toda la comunidad educativa y a los vecinos de Cheste (Valencia): el instituto donde trabajaba José Martínez Toral, víctima de la trágica DANA que arrasó la región, llevará desde ahora su nombre.

El nuevo IES José Martínez Toral, ubicado en el complejo educativo de Cheste, no solo es un edificio: es un símbolo. Un recordatorio permanente de un hombre que dejó huella, de un profesor querido por todos, de un vecino ejemplar cuya sonrisa y compromiso siguen vivos en cada aula, en cada pasillo, en cada palabra de quienes lo conocieron.
“Orgullo y honor”, repiten sus compañeros entre lágrimas, al recordar el momento en que se desveló la placa con su nombre. Las manos temblaban, las voces se quebraban, pero el aplauso final resonó con fuerza. No era un adiós, era un “gracias por siempre”.
José fue uno de los rostros más recordados de aquella tragedia. Hace apenas unos días, su historia volvía a compartirse en redes sociales, en un emotivo tributo que buscaba mantener viva su memoria. Nadie podía imaginar que poco después llegaría esta gran noticia: su nombre grabado en la fachada del lugar donde enseñó, inspiró y formó a generaciones enteras de alumnos.
“Era un profesor que creía en sus chicos, que no se rendía, que siempre tenía una palabra amable o una broma lista para romper la tensión antes de un examen”, cuenta emocionada una antigua alumna. “Decía que la educación no era solo aprobar, sino aprender a ser buena persona. Y él lo era.”
Su familia, presente en el acto, no pudo contener las lágrimas. “Es imposible no emocionarse. Saber que su legado seguirá vivo, que cada día cientos de jóvenes verán su nombre al entrar al instituto, es un consuelo inmenso”, dijo su esposa entre abrazos.
En Cheste, todos coinciden: José Martínez Toral no solo fue un profesor. Fue un ejemplo, una inspiración, un amigo.
Y ahora, su nombre quedará grabado para siempre en el lugar donde más feliz fue: entre libros, alumnos y sueños.
ORGULLO Y HONOR.
Porque cuando alguien enseña con el corazón, nunca muere del todo.